lunes, 17 de junio de 2013

Mi nuevo artículo: Jubilarse.

Os dejo mi último artículo publicado por "Noticias de Almería". Esta vez ha tocado reflexionar sobre la jubilación  y su más que posible reforma.

Al problema del desempleo parece que se le empieza a sumar desde hace tiempo la sombra de las pensiones. Al envejecer la población y tener menos nacimientos, en España nos encontramos un crecimiento vegetativo débil o negativo. Esto, con el sistema actual de pensiones que se basa en que los cotizantes paguen las jubilaciones de los pensionistas, parece difícil de mantener. O eso dicen.

Entre las medidas establecidas - o propuestas para la “estabilidad”- se señala el retraso de la edad de jubilación a los 67 años, elemento que se aprobó en su día con el gobierno de Zapatero. La excusa del retraso de la edad de jubilación es, sobre todo, debida al aumento de la esperanza de vida, que, a fecha de 2011, era de 82,33 años. Mientras, por poner un ejemplo, en 1960 la esperanza de vida media en España era de 69,11 años. Ante este dato no tengo nada que objetar, aunque querría hacer una matización. La esperanza de vida no sólo aumenta debido a que nuestras condiciones de vida nos permitan vivir más años, también aumenta por cosas tan concretas como el descenso de la mortalidad infantil, consecuencia asimismo de una mejora en las condiciones de vida e higiene de nuestro país.

También el informe determina que la revalorización de las pensiones debe tener en cuenta la coyuntura económica y la salud de las cuentas públicas, además de que hay que buscar medidas alternativas a las cotizaciones para financias las pensiones. Aquí empieza el problema, porque si ya dicen que no se bajen las pensiones, no ligarlas a la subida de la inflación al final conlleva congelaciones. Congelar sueldos o pensiones termina por minar el poder adquisitivo de la gente.

También se señala, desde diversos medios de comunicación y agentes sociales, que lo que se busca son dos vías: o bien fomentar los planes de pensiones privados que benefician a las entidades bancarias, o bien estimular una especie de sistema de capitalización, lo que abriría la puerta a diversos problemas, puesto que obligaría a la gente a aportar de su dinero una cantidad para luego afrontar una pensión pública. Algo así como en los planes privados.

Otro problema que parece que no se trata en profundidad es si se tendrá en cuenta toda la vida laboral a la hora de determinar la pensión. Si es así, imagínense lo que sería meter en el mismo saco los primeros contratos como principiante y los últimos con más antigüedad en la empresa. Esta última medida implicaría, de nuevo, una bajada de las pensiones.

Sigo creyendo que, con las cifras de desempleo y contracción económica que tenemos, todo el estado está en peligro de derrumbarse ante la falta de actividad económica que los financie. Y, si bien es cierto que la esperanza de vida ha aumentado, no creo que una persona pueda afrontar todos los trabajos con 70 años de la misma forma. No es lo mismo ir a clase como profesor universitario octogenario, que trabajar de albañil o de camarero. Es posible que se quiera llegar a un momento en que terminará uno de trabajar para, en vez de jubilarse y vivir unos años de plácido retiro, irse al otro mundo. ¿Trabajar hasta los 80 u 85 años? Todo llegará.

Otro aspecto que cabe destacar es el aumento o no de la productividad de una economía. La tecnología, a la que siempre me siento inclinado a defender, permite aumentar la productividad de cada trabajador como nunca. Si aumentamos la productividad, las cuentas negativas en relación a si podremos o no pagar las pensiones de nuestros mayores no parecen tan claras. Pero, claro, un aumento de la productividad debería ir ligado a un aumento de salario. Con los minijobs poco futuro se puede construir.
@Hecjer

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