miércoles, 17 de junio de 2015

Contactos e intermediación en la búsqueda de empleo




Estudiar, formarse, hablar idiomas… Todo está muy bien; pero, sin contactos, la cosa está aún más difícil en España. A la hora de buscar empleo, más vale conocer gente. No lo digo yo, lo refleja el Instituto Nacional de Empleo.

Según un artículo del Blog Salmón, haciendo referencia al módulo sobre situación laboral publicado por el INE, para “el 46,71 % de la población (incluyendo tanto a los nacidos en el país como a los inmigrantes) familiares, amigos y conocidos parecen ser la principal vía para conseguir un trabajo en nuestro país”. 

En segunda posición a la hora de conseguir un empleo y para un 22,21 % de los asalariados, se encuentra el contacto directo con el empleador. O sea, echar currículum, presentarte, llamar a las puertas.

Por último, lo cual indica un fracaso absoluto de las políticas activas de empleo, está la intermediación llevada a cabo por los servicios públicos. Sólo colocan al 2,5 % de los asalariados.  Más allá de los debates ideológicos de si hace falta privatizar o lo dejamos todo como está, es necesario transformar las políticas de empleo y las instituciones dedicadas a gestionarlas de pies a cabeza. Debemos analizar en profundidad qué se hace con el presupuesto en orientación, formación, intermediación y fomento de la contratación. Urge dar una solución a esto o, si no, la sociedad en su conjunto verá cada vez menos necesario el mantenimiento de un servicio público de empleo (si no lo ha hecho ya). Y no me sirve defender lo público aunque no funcione. Es obligatorio que sea eficaz, eficiente y que cumpla objetivos; dejémonos de gaitas, lemas  y consignas. Hechos, no palabras.
La primera idea que os puede surgir con estos datos es que nuestro mercado de trabajo no es todo lo meritocrático que debería ser. La endogamia está en nuestro ADN, tal y como ya nos contó Montserrat Conesa cuando comparamos el mercado laboral británico y el español. 

En España, el amiguismo y el compadreo se ponen muchas veces por encima de la profesionalidad, pudiendo ver casos notables de grandes profesionales que se encuentran o bien infravalorados o bien en paro, mientras que hay personas que ocupan puestos que se les quedan grandes. ¿Será que hay gente mediocre que no quiere que le haga alguien mejor la competencia? No lo sé con certeza, pero cuando un individuo tiene un puesto de responsabilidad a veces se le sube mucho a la cabeza y piensa que es un crack porque sí.
Me pregunto si realmente nuestras empresas privadas se rigen por estos criterios de confianza porque prefieren gente conocida a mala por conocer. Es lógico que cuando se quiere contratar a alguien se prefiera  una persona con buenas referencias y, a poder ser, conocido. Así la valía ya se tendrá por descontado. 

Con la cantidad de paro que hay en España es difícil que no conozcamos a alguien que se encuentre en desempleo, lo que hace que, de enterarnos de una oferta, rápidamente nos acordemos de algún conocido o amigo que podría ocupar ese perfil. Pero si ese lazo de confianza se pone por encima de los méritos, la capacidad y la formación, entonces nos encontramos en un laberinto que nos dirige al patetismo.

 
Fuente:INE


De todas formas, creo que lo importante es adaptarse a esta situación de forma crítica e intentar que nos conozcan por nuestros méritos y profesionalidad el mayor número de personas posible. Hazte con tu propio blog y web, una tarjeta de visita, construye buenos perfiles en redes sociales y despega. Pero, ojo, hacer contactos quiere decir que tu reputación  sea conocida por quien la pueda valorar. A veces, nos preocupamos de que todo el mundo sepa qué hacemos en nuestro ámbito profesional. Creo, y la experiencia me lo está demostrando, que es un error. Es necesario seleccionar muy bien tu público objetivo -empresas y personas que se mueven en tu ámbito laboral de interés-, para poder así ser observado o detectado por quien valore tu currículum de verdad.
El objetivo debe ser tejer una red de confianza que te pueda ayudar en tu búsqueda de empleo.

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